miércoles, 11 de enero de 2012

Sí, lo sé, hace demasiado tiempo que no escribo y no por falta de inspiración o de tiempo, simplemente porque no era el momento.
No ha cambiado nada, pero la necesidad de gritar, de desaparecer, de ser invisible ha vuelto a llamar a puerta, y ya sabes que no soy de las que ignoran dicha llamada. He cambiado Escocia por Madrid, el vodka por ron, las converse por tacones y las ganas de ser traductora por ganas de tirar la toalla. Así soy yo.
No es que pensase que iba a ser un camino de rosas, pero que después de tanto tiempo el nubarrón negro siga encima mío, no me mola. ¿Qué hago aquí? ¿que estoy haciendo con mi vida? Dejo la carrera, ese ha sido el último pensamiento que ha cruzado mi mente. La dejo y se acabo. No me motiva, no me llena, no sé qué quiero hacer después (si algún día acabo), no me veo ni aquí ni allí, no me veo. Me encantaba esto, ahora todo me sale rana y estoy cansada del "hay que levantarse siempre después de cada caída". (Dicho de otra manera, no sé hacer una "o" con un canuto)

Odio los días grises y las malas rachas que parecen eternas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario