viernes, 15 de octubre de 2010

Para que luego hablen...

Digamos que el día a día se va llevando. Digamos que, com mejor o peor pie, la vida Erasmus sigue su camino. Digamos también que nada es como lo pintan... Podíamos decir taaaantas cosas.
Te levantas, vas a clase, atiendes (o por lo menos lo intentas), comes en la cafetería, continuas las clases, vuelves a casa, vagueas, te enganchas a todo tipo de redes sociales, navegas por internet hasta que..¡anda! la hora de cenar... no estudias, no nos engañemos. Todos tus intentos se acaban viendo frustrados y es en ese momento cuando empieza sa oir voces desconocidas en tu casa...otra fiesta en la cocina (y todavía es miércoles). A las 3 de la mañana te despiertan los gritos de tus compañeras de piso borrachas, las cuales no callan hasta las 6 de la mañana... y cuando te levantas, tus ojeras están a la altura de tus talones. Así es como se vive este año si aspiras a algo más que matar neuronas noche tras noche...
Cada uno vive esta experiencia de una manera diferente, cada uno somos un mundo y perdonadme si no soy como el resto... me gusta pasar ratos a solas, leer, reconozco que me apasiona ir a clase, me encanta paseas sin rumbo, ir de tiendas cuando me aburro, me encantan las series de los 90, me encanta ser yo... aunque sea algo que, a día de hoy no esté bien visto.
No soy popular, nunca lo he sido, y eso nunca me ha impedido saber cuál es mi propósito en la vida. Tengo metas, sueños, una lista de cosas que quiero hacer antes de los treinta y tengo neuronas que quiero conservar. Tengo mucho carácter y un pronto muy malo. Me queda mucho por aprender, muchos palos me tenog que llevar, pero siempre con mis principios claros.
¿A qué viene todo ésto? A que  hay momentos en los que la soledad y los bajones me visitan y echo de menos un hombror en el que llorar, pero creo que, gracias a esos momentos, al acabar esta experiencia seré mucho más fuerte. :)

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